El estiramiento del cannabis en interior: técnicas para lograr cultivos más compactos

Un desafío común al que se enfrentan los cultivadores de cannabis, en particular los de interior, es el estiramiento que se produce cuando las plantas presentan un crecimiento vertical excesivo, lo que da lugar a tallos alargados y estructuras poco resistentes. Este fenómeno se ve influenciado principalmente por factores como la iluminación, la genética, la temperatura o el espaciamiento. En esta guía completa, exploraremos algunas estrategias para prevenir y mitigar este problema, lo que permitirá a los cultivadores lograr plantas más robustas y con mayores rendimientos.

El estiramiento del cannabis, también conocido como «stretching», consiste en un rápido crecimiento vertical que suele producirse cuando las plantas pasan de la fase vegetativa a la de floración, en el que pueden duplicar o incluso triplicar su altura. Si bien un cierto grado de estiramiento es natural y puede indicar una planta sana, cuando el cannabis crece de manera vertical de forma desmesurada, genera tallos largos y entrenudos más amplios que pueden afectar tanto la estabilidad de la planta como su capacidad de producir cogollos densos y resinosos. 

A pesar de ser un comportamiento natural, especialmente durante las primeras semanas de floración, si no se controla, el estiramiento también puede provocar plantas débiles, con ramas incapaces de sostener el peso de los cogollos y una distribución ineficiente de la luz. Además, cuando las plantas crecen demasiado en altura, pueden alcanzar las luces de cultivo y sufrir estrés lumínico o incluso quemaduras, afectando a su desarrollo general.

Pero el estiramiento no es un fenómeno exclusivo de la etapa de floración. También puede ocurrir al principio de la etapa vegetativa. Es más, de todas las etapas del desarrollo de las plantas, el estiramiento durante la etapa de plántula es el más indeseable, ya que si una plántula sana se estira en exceso, se dobla por el tallo y se tumba, las habrás perdido incluso antes de empezar a cultivarla. 

Factores que contribuyen al estiramiento de la marihuana

El estiramiento del cannabis se desencadena principalmente por los cambios en la exposición a la luz. Cuando la intensidad es baja o el espectro lumínico no es el adecuado, las plantas tienden a alargarse en busca de una fuente de luz más intensa, en un intento de maximizar la absorción de la radiación lumínica. 

Este comportamiento es especialmente común en cultivos donde las lámparas están demasiado lejos del dosel vegetal o cuando se utilizan luces de espectro inadecuado para la etapa de crecimiento. La falta de luz azul, por ejemplo, contribuye a un crecimiento más esbelto, ya que este espectro es el que promueve una estructura más compacta y robusta. 

Del mismo modo, las temperaturas elevadas, especialmente cuando hay una diferencia excesiva entre el día y la noche, también pueden estimular un crecimiento vertical excesivo. Valores por encima de los 26-28 °C en la fase vegetativa pueden inducir a la planta a alargarse, ya que en ambientes más cálidos, el cannabis tiende a expandirse para mejorar la transpiración y evitar el estrés térmico. 

Otro factor importante es el espaciado insuficiente entre las plantas. Cuando hay demasiadas plantas en un área reducida, compiten por la luz y el oxígeno y, como respuesta, comienzan a estirarse para superarse entre sí, lo que genera estructuras alargadas y menos robustas.

Pero la genética también juega un papel importante, ya que algunas cepas de cannabis están genéticamente predispuestas a estirarse más que otras. Por ejemplo, las variedades sativas suelen experimentar un mayor estiramiento que las índicas, que suelen presentar un espaciamiento internodal más corto. Por tanto, optar por variedades índicas o híbridas con tendencias de crecimiento más compactas puede ser beneficioso para cultivos en espacios limitados en el que se desea evitar un estiramiento excesivo.

5 estrategias para prevenir y controlar el estiramiento del cannabis

Dejando de lado el componente genético, y basándonos en los anteriores factores, existen diversas estrategias que los cultivadores pueden implementar para minimizar el estiramiento y fomentar un crecimiento más compacto.

1- Optimización de la iluminación

Para evitar que las plantas se estiren, es recomendable utilizar luces con un espectro equilibrado que incluya una buena proporción de luz azul en la fase vegetativa. También es posible cambiar gradualmente de un espectro más azulado a uno más rojizo conforme la planta madura, asegurando un desarrollo más robusto.

También es crucial asegurarse de que la fuente de luz esté colocada a una distancia óptima: demasiado lejos, incentivará el crecimiento vertical, pero demasiado cerca puede causar estrés lumínico. Otra forma de evitar el estiramiento es utilizar materiales reflectantes en las paredes del espacio de cultivo, ya que pueden reducir las sombras, lo que hace que las plantas se estiren menos porque no buscan la luz. 

La planificación del ciclo de luz también juega un papel determinante. Mantener un fotoperiodo de 18/6 (18 horas de luz y 6 de oscuridad) durante la fase vegetativa es lo más habitual, pero algunos cultivadores reducen ligeramente las horas de luz a 16/8 en la última semana antes de la floración para frenar un poco el crecimiento vertical antes del estiramiento característico del cambio de fase. Si estás cultivando una variedad con tendencia a estirarse, también puedes reducir el periodo vegetativo para que tengas más tiempo y espacio en el techo para que las plantas se estiren en la fase de floración. 

2- Control de la temperatura 

En cuanto a la temperatura, es recomendable mantener un diferencial térmico entre el día y la noche que no sea muy drástico, esto es importante porque uno de los factores dominantes en la distancia entre los nudos es la diferencia entre las temperaturas diurnas y nocturnas. En pocas palabras, cuanto más cercanas sean las temperaturas del día y la noche, menos se estirarán tus plantas. 

También es importante proporcionar una buena ventilación, ya que el aire ayudará a evitar el calor excesivo que potencialmente produce estiramiento. Además, un flujo de aire constante fortalece los tallos como mecanismo de defensa contra el viento, como ocurre en la naturaleza. Un ventilador oscilante que simule el movimiento del viento puede hacer que las plantas desarrollen tallos más gruesos y resistentes.

3- Evitar el hacinamiento

Para evitar el estiramiento es fundamental hacer un uso eficiente del espacio. Planta las semillas o esquejes con suficiente espacio entre sí para asegurar que cada planta reciba luz adecuada y no compita con sus vecinas. Las plantas muy juntas tienden a estirarse para obtener cantidades adecuadas de luz y oxígeno. Como resultado, algunas terminarán creciendo más de lo que deberían. 

Dependiendo de la técnica y el equipo utilizado, se puede cultivar una media de 1 a 16 plantas en un metro cuadrado. Si deseas cultivar solo una planta, ya sea con o sin control, se recomienda un solo metro cuadrado. Pero si el enfoque es la máxima eficiencia y rendimiento, y solo tienes un metro cuadrado disponible, entonces puedes colocar más plantas con la intención de manipularlas o mantenerlas pequeñas al florecerlas temprano.

4- Aplicación de técnicas de entrenamiento

Además de estos ajustes ambientales, existen técnicas de entrenamiento de alto o bajo estrés para controlar el estiramiento de manera efectiva. El LST (Low Stress Training), que consiste en doblar y atar las ramas de manera controlada, permite mantener una estructura más horizontal de la planta y mejorar la distribución de la luz; al igual que el uso de mallas (ScrOG) pueden ayudar a controlar la altura y fomentar un crecimiento más plano.

Otra técnica útil es el «super cropping», que consiste en doblar estratégicamente las ramas sin romperlas completamente, lo que estimula el desarrollo de tallos más fuertes y una estructura más compacta. O la poda apical, donde se corta el tallo principal para incentivar el desarrollo de ramas laterales, también es una excelente manera de limitar la altura de la planta y aumentar la producción de cogollos en toda su estructura.

Esta poda debe hacerse en la etapa vegetativa y afectará el flujo de auxinas dentro de la planta. Las auxinas son hormonas que desempeñan un papel importante en la coordinación del crecimiento de la planta. Redistribuir las hormonas de crecimiento naturales desde el tallo principal hacia los tallos laterales es una buena manera de frenar el crecimiento en altura y obligar a la planta a desarrollarse como arbusto.

5- Uso de reguladores de crecimiento vegetal

En algunos casos, la aplicación de productos específicos puede ayudar a controlar el estiramiento, aunque su uso debe ser cuidadoso y conforme a las indicaciones del fabricante. Sustancias como el paclobutrazol o el daminozide pueden inhibir el crecimiento vertical, pero es importante tener en cuenta que su uso debe ser controlado, ya que pueden afectar la calidad del producto final. Estos PGR (por sus siglas en inglés) o reguladores del crecimiento vegetal actúan directamente sobre la acción de las hormonas vegetales presentes en las plantas (auxinas, giberelinas, citoquininas, etileno y ácido abscísico), lo que lleva reducir el tamaño de los brotes o lograr plantas muy compactas y llenas de flores.

En su lugar, muchos cultivadores optan por suplementos naturales como el silicio, que refuerza la estructura celular de la planta y la hace más resistente sin necesidad de químicos. Unas paredes celulares fuertes y gruesas también se traducen en tallos y ramas más gruesos, permitiendo que las plantas distribuyan las sustancias esenciales, como el agua y los fertilizantes, con mucha más facilidad por todos sus tejidos.

Como puedes observar, el estiramiento del cannabis en cultivos de interior puede ser un desafío, pero con el control adecuado es posible evitar que las plantas crezcan en exceso y asegurar cosechas más productivas y compactas. Y recuerda que el éxito en el control del estiramiento depende de la observación constante y de la aplicación de estrategias preventivas, para permitir que las plantas crezcan de manera saludable y adaptada a las condiciones específicas de tu cultivo.