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Música y Psicodelia II

Música y Psicodelia II

Por: Ruido Rojo Cultura

La historia de las drogas en la música popular empieza a gestarse desde finales del siglo XIX, pero ya vimos en el capítulo anterior de “Música y Psicodelia” que esta relación es mucho más antigua. Podemos decir que siempre han estado estrechamente ligadas.

Con la revolución industrial se produjo un notable aumento de la producción de instrumentos musicales, permitiendo a las clases medias y bajas tener más facilidad a la hora de adquirir un instrumento. También se pudo llegar a más gente y difundir la música gracias a los gramófonos. Este hecho propició que por primera vez el pueblo fuese el que escribiese su propio relato musical a través de canciones que recogían las experiencias vitales de la época. Factores como este consiguen unir a la sociedad al compartir las vivencias por medio de la música y la hace un arma realmente poderosa. Esto ha permitido evolucionar al pueblo y conquistar ciertos logros en diferentes ámbitos sociales, siempre que la Iglesia y el Estado no vengan a joder. El cuento de siempre.

Música y Psicodelia II

Es difícil encontrar la relación entre las drogas y el mundo psicodélico en el contexto de la música popular de finales del Siglo XIX y de principios del XX. El antiguo saber de los chamanes había sido devorado por el mundo moderno que poco a poco se iba transformando en una máquina. Habíamos olvidado nuestra naturaleza espiritual vinculada a la Madre Tierra y al universo.

Músicas como el flamenco, tarantela y otras centroeuropeas suelen hablar de temas clásicos como desamores, el trabajo, la familia o la vida en general, pero ninguna hace referencia o está influenciada y centrada directamente en las drogas. Hay que viajar a la frontera del viejo continente europeo para encontrar vestigios de esa relación de una manera mucho más palpable. Es en las ciudades costeras griegas de Asia menor donde comienza la historia de nuestro protagonista: el rebético y su relación con el hachís.

Música y Psicodelia II

El influjo de oriente bañaba las colonias costeras griegas de la península de Anatolia, actual Turquía. Pasearse a mediados del Siglo XIX por esos parajes, dista mucho de cómo es hoy día. En los cafés amán se mezclaban las historias del lejano Oriente por los relatos de los viajeros y marineros. Estos lugares eran esos antros buenos de la época en la que las nubes de hachís inundaban el ambiente y se mezclaba con la música de Esmirna.

El consumo de esta sustancia era legal en esos momentos y su fácil accesibilidad la popularizó. Las melodías de Oriente Próximo servían para poner la banda sonora a las historias de amor, alcohol, drogas y prisión, un caldo de cultivo que alimentó el origen del rebético. Esas notas orientales hipnotizaban para meternos en la psicodelia de la época en aquellos cafés en los que se iba gestando parte del folclore griego a finales del Siglo XIX.

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La verdad, no me extraña que el pueblo griego buscase maneras para evadirse de la realidad de la época. Todo estaba muy jodido. En 1922 perdieron sus colonias en Turquía, culminando así unos años agitados tras la finalización de la Primera Guerra Mundial en 1918. Fueron expulsados de esas tierras, pero se llevaron consigo los primeros trazos de rebético, muy influenciado por la música esmirní. Ese sentimiento de pérdida se mezclará con el folclore griego en los puertos de Atenas, Tesalónica y El Pireo, donde llegaron miles de refugiados expulsados de sus hogares por el tratado de Lausana. El rebético salta de los cafés amán de los puertos de Asia menor a los teké del mar Egeo. Diferente escenario pero mismo contenido.

Música y Psicodelia II

Los teké seguían manteniendo la esencia de los cafés amán por los que se paseaban delincuentes, marineros, refugiados y demás clases marginales que convergían en estos lugares para construir el relato underground de la época. La música de Esmirna se mezclaba con más facilidad en estos lugares con el folclore griego, dando como resultado el rebético genuino y una manera nueva de expresar el sentimiento de este pueblo en esos convulsos primeros pasos del Siglo XX.

El rebético rezuma una especie de esencia blues por el carácter oscuro y marginal de sus autores, prisioneros de cárceles y excluidos sociales sin pena ni gloria donde caerse muertos. Las canciones del músico de rebético giran alrededor de la mala vida, el amor, el sexo o las drogas, que de una manera muy importante sirvieron para dar rienda suelta a la creatividad y para vincular el relato musical al mundo del hachís. Este género se fue popularizando con los años y se convirtió en parte de la música popular con grandes artistas y una gran libertad en las tres primeras décadas del Siglo XX. Uno de los grandes iconos del rebético fue Markos Vamvakáris, primera persona en realizar una grabación donde se plasman todos los elementos que hemos comentado anteriormente y que hacen especial a este estilo musical griego.

La libertad compositiva y musical de la que gozaba el rebético llegó a su fin con el Golpe de Estado en el 36 de Ioannis Metaxás, imponiendo su censura, aunque sobrevivió con una temática diversa de índole más legal. Este giro provocó que perdiese parte de su esencia, a la que posteriormente los nazis machacaron totalmente al hacerse con el poder de Grecia en 1941. Lo que si nos quedó fue el recuerdo de esas historias cantadas entre nubes de hachís de este folclore griego. En el próximo capitulo seguiremos ahondando en la música popular para descubrir el influjo de las drogas y la conexión psicodélica sobre ella.

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