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Las monjas de la marihuana

Las monjas de la marihuana

Por: Laura Rueda Activismo

Medicina bendecida por la Madre Tierra

Darcy Johnson y Christine Meeusen comparten fotografías de su vida diaria en su cuenta de Instagram y en su Facebook. Esto no tendría nada de extraordinario si no fuera por la identidad por la que estas dos norteamericanas afincadas en California son conocidas en el mundo entero: Hermana Darcy y Hermana Kate. Se trata de las Monjas de Valley, dos mujeres que han decidido llevar hábitos por una causa sagrada para ellas. ¿El culto a Dios? No. La desestigmatización de una planta, la marihuana.  

Las monjas de la marihuana
Fotografía extraída de la cuenta de Facebook de las Hermanas de Valley
(https://www.facebook.com/sistersofthevalley)

Christine Meeusen, de 56 años, decidió adoptar como forma de protesta la identidad de una monja activista, la Hermana Kate. Lo hizo durante el Movimiento Occupy Wall Street en 2010, donde la conocían como la Hermana Occupy. Acababa de volver de Ámsterdam, ciudad donde había vivido con su familia durante ocho años y donde el cannabis, comercializado en coffeeshops, le había ayudado, y mucho, a pasar su menopausia. Este suceso hizo que, al volver a EE.UU, tras un amargo divorcio y sin trabajo, se decidiera a apoyar totalmente esta lucha, pese a que anteriormente se había mostrado en contra de su regulación.

En 2015 le presentaron a su socia Darcy Johnson, de 24 años, que había sido despedida por dar positivo en thc en un test que hicieron al azar en el trabajo donde servía hamburguesas. Darcy, que plantaba marihuana en su patio trasero, había pasado nueve meses en Nueva Zelanda, siendo voluntaria en la Organización Mundial de granjas orgánicas. Comenzaron a ser socias por una causa común cuando se encontraron. Estas dos mujeres tenían muy claros todos los beneficios de esta planta, aún considerada prohibida en esta sociedad. “ Preparamos todos los medicamentos durante los ciclos de la luna, de acuerdo con la sabiduría antigua. Somos activistas que están en una misión para sanar el mundo”, dicen en su web. Por eso, de este encuentro sólo podía salir un proyecto tan especial y empoderador como las hermanas de Valley (valle en español), también conocidas como las monjas de la marihuana. Una historia al más puro estilo Thelma y Louise.

Las monjas de la marihuana
Fotografía extraída de la cuenta de Facebook de las Hermanas de Valley
(https://www.facebook.com/sistersofthevalley)

Una religión muy particular

Si alguien le dice a la hermana Kate que ella no puede ser monja porque no practica el cristianismo, ella responde que si el congreso de EE.UU puede llamar vegetal a la pizza (hecho verídico) ella puede ser lo que le dé la gana. Lo cierto es que esta orden tan peculiar sigue rituales en conexión con la tierra y la naturaleza y se rige por los ciclos de la luna para llevar a cabo sus procesos de producción. Empiezan a producir en luna nueva y terminan en luna llena. Si algún producto es producido y etiquetado durante las dos semanas siguientes, fuera del ciclo lunar, debido a que a veces tienen muchos pedidos, bajan el precio y lo indican en su etiqueta.

Las monjas de la marihuana
Fotografía extraída de la cuenta de Facebook de las Hermanas de Valley
(https://www.facebook.com/sistersofthevalley)

Siguiendo con su carácter activista, en su forma de vestir tienen presentes a todas las religiones: desde el judaísmo hasta el paganismo. Durante las dos semanas de producción, sagradas para ellas porque están poniendo todo su trabajo en bendecir a la planta para que su valor medicinal sea el máximo, practican la castidad y el veganismo. Espiritualidad, como vemos, no les falta, y disciplina tampoco. Tienen un objetivo, sanar a los enfermos con marihuana. Y esto no las aleja mucho del objetivo de Jesucristo.

Brebajes sanadores

Las monjas de la marihuana
Fotografía extraída de la cuenta de Facebook de las Hermanas de Valley
(https://www.facebook.com/sistersofthevalley)

A ambas mujeres se les da muy bien la agricultura y durante estos últimos meses han estado fabricando lociones, ungüentos, tinturas y aceites a base de extracto de cáñamo. Venden estos productos medicinales a través de internet. La particularidad es que los brebajes tienen una alta concentración de CBD, uno de los cannabinoides principales de la marihuana, que no tiene efectos psicoactivos y ofrece multitud de beneficios medicinales.

Siempre insisten en informar de que sus productos no contienen tetrahidrocannabinol, el componente psicoactivo del cannabis.

Un retiro en beneficio de la comunidad

Las monjas de la marihuana
Fotografía extraída de la cuenta de Facebook de las Hermanas de Valley
(https://www.facebook.com/sistersofthevalley)

Las Monjas de Valley viven en Merced, California, una de las ciudades más peligrosas del país, ya que es una población cercana al cartel mexicano. Allí tienen su modesta morada, que consiste en una pequeña casa donde hacen sus medicinas y en otra que le sirve de oficina. También tienen un garaje, donde cultivan su pequeña cosecha, una docena de plantas que crece de manera legal, ya que Kate y Darcy disponen de tarjetas de marihuana medicinal.  

La población de Merced es muy pobre y la tierra es muy rica, por eso trasladaron allí su residencia. Estas particulares monjas quieren aliviar las dolencias de los enfermos, pero también quieren bendecir al mundo con la revolución verde. Las hermanas Valley consideran que muchas de las enfermedades actuales están relacionadas con la pobreza y la falta de empleo. Por eso confían en que esta planta algún día pueda dar trabajo a mucha gente y se produzca un cambio de sistema.

Muchas medios mundiales le han dedicado ya un artículo a estas dos hermanas. Hasta el prestigioso The Guardian  anunciaba que las monjas cannábicas quieren ampliar su negocio  y por eso están en contacto con mujeres de Nueva Jersey y Washington.  Su objetivo es vivir y trabajar con más mujeres y construir así una hermandad con valores feministas.

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