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Cannabis outdoor plants

La cultura del cannabis en Líbano que amenaza con ser destruida

Por: Contributor

El Líbano, conocido por su rica historia y diversidad cultural, ha sido durante siglos un epicentro mundial en la producción de cannabis, especialmente en forma de hachís de alta calidad. Sin embargo, los recientes ataques de Israel al país han puesto en peligro esta tradición profundamente arraigada, amenazando no solo la economía local, sino también desmembrando el tejido social de comunidades enteras.

El cultivo de cannabis en el Líbano se ha centrado tradicionalmente en el valle de la Becá, una región fértil fronteriza con Siria, apenas una franja de tierra agrícola de 112 kilómetros de largo por 26 kilómetros de ancho, que ha sido testigo de esta práctica durante generaciones. Conocida localmente como «Al-Mabroukeh» o «la planta bendita», el cannabis ha sido parte integral de la vida en la Becá no solo como medio de subsistencia, sino también en tradiciones culturales y sociales, al emplearse como pago, dote matrimonial o símbolo de hospitalidad hacia los visitantes.

Este valle, caracterizado por un clima árido y terrenos fértiles, se ha convertido en el epicentro de la producción de cannabis de Oriente Medio. Durante años, campesinos libaneses han perfeccionado métodos para plantar en primavera y cosechar en septiembre, secando y prensando el producto bajo el sol. Este proceso artesanal ha permitido la creación de un hachís de prestigio mundial, gracias a variedades de marihuana locales caracterizadas por su alta resistencia a la sequía y su capacidad de adaptación a las condiciones climáticas extremas.

Durante la guerra civil (1975-1990), el cultivo de cannabis floreció como una fuente vital de ingresos, especialmente para financiar milicias y comunidades afectadas. Las dificultades económicas y la falta de alternativas viables de cultivo impulsaron a muchas familias a dedicarse al cannabis, que además de ser rentable, se adapta bien a los suelos del valle. Aunque legalmente está prohibido, esta tradición ha persistido, especialmente durante períodos de inestabilidad política, convirtiéndose en un símbolo de resistencia y supervivencia para las comunidades libanesas.

En 2020, en un intento por revitalizar la economía, el parlamento libanés legalizó el cultivo de cannabis para usos medicinales e industriales, convirtiéndose en el primer país árabe en hacerlo, una medida que buscaba aprovechar el potencial económico de la planta, estimando ingresos significativos a través de exportaciones y producción local.

Man pruning a cannabis plant
Agricultor supervisando su planta de marihuana que luego utilizará para fabricar hachís (Líbano, 1969)

El impacto del reciente conflicto con Israel

Desde octubre de 2024, el Líbano se enfrenta una intensificación de los ataques por parte de Israel, especialmente en el sur del país y en áreas clave como el valle de la Becá, ofensivas que han tenido consecuencias devastadoras para la agricultura local. Según informes de la ONU, miles de hectáreas de cultivos han sido destruidas o abandonadas debido a los bombardeos y al desplazamiento masivo de poblaciones. Matthew Hollingworth, director del Programa Mundial de Alimentos en Líbano, expresó una «preocupación extraordinaria» por la capacidad del país para alimentarse en las circunstancias actuales, destacando que las cosechas se están pudriendo en los campos sin posibilidad de recolección.

El cultivo de cannabis, aunque resistente, no es inmune a estos estragos; y los agricultores, que ya se enfrentaban a desafíos económicos, ahora se ven obligados a abandonar sus tierras, perdiendo no solo su fuente de ingresos, sino también una tradición que ha definido su identidad durante siglos. La destrucción de infraestructuras y la inseguridad constante dificultan sin duda la posibilidad de retomar el cultivo de marihuana en el futuro cercano.

Consecuencias económicas y sociales

La producción de cannabis ha sido una columna vertebral económica para muchas comunidades en el Líbano. Con la legalización para usos medicinales e industriales, se esperaba una formalización del sector que beneficiaría tanto a los agricultores como a la economía nacional. Sin embargo, los conflictos actuales han truncado estas aspiraciones, ya que la pérdida de cultivos y la interrupción de las cadenas de suministro han llevado a una disminución en la producción y exportación de hachís, afectando negativamente los ingresos de miles de familias.

Socialmente, la desaparición de esta práctica agrícola amenaza con desintegrar comunidades que han dependido del cultivo de cannabis no solo como medio de vida, sino como elemento central de su cultura y cohesión social. La migración forzada y el desplazamiento interno están erosionando el tejido social, llevando a una pérdida de tradiciones y conocimientos ancestrales relacionados con el cultivo y procesamiento del cannabis.

Tree Lebanon flag
Los ataques contra el Líbano están acabando con múltiples vidas humanas, pero también con la forma de sustento de sus habitantes.

La situación bélica actual plantea preguntas sobre el futuro del cultivo de cannabis en el Líbano, ya que la reconstrucción de las áreas afectadas requerirá no solo recursos económicos, sino también estabilidad política y seguridad para los agricultores, por lo que es esencial que la comunidad internacional reconozca la importancia de esta tradición y brinde apoyo para su preservación y revitalización.

Porque la cultura del cannabis en el Líbano es más que una actividad económica; es una tradición que ha definido la identidad de comunidades enteras durante siglos. Los recientes conflictos han puesto en peligro esta herencia, amenazando con borrar una parte esencial del patrimonio cultural libanés. Es imperativo que se tomen medidas para proteger esta tradición, garantizando que las futuras generaciones puedan continuar cultivando y celebrando la «planta bendita» que siempre ha sido símbolo de resistencia y prosperidad en el Líbano.

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