El 2019 se cierra sin regulación para la marihuana light en Italia

El 2019 se cierra en Italia con una cierta incertidumbre en el sector del cáñamo industrial.

Las noticias en la red acerca de una posible regulación del cannabis light parecen confusas y contradictorias. ¿Qué ha pasado en la península?

Desde hace un par de años, el mercado del cáñamo en Italia ha tenido un crecimiento vertiginoso gracias a la venta de inflorescencias con niveles de thc por debajo del 0,6%, límite permitido por la ley del 2016. O por lo menos esta era la interpretación a la ley a la que se estaban acogiendo casi todos los empresarios del sector hasta el pasado mayo cuando, el Tribunal Supremo italiano consideró ilegales todos los productos derivados de la planta de cannabis, tales como las hojas, las flores, las resinas o los aceites, que se pueden adquirir en las tiendas que venden la llamada “marihuana light”. La sentencia del Supremo precisaba que la concentración de THC definida por la ley, no se refería a los productos, “sino al principio activo de la planta cultivada” y, por tanto, no se podía aplicar a los productos obtenidos de la planta, que debido a ello no pueden ser vendidos.

La primera marihuana light, Easy Joint, nació de la mano del empresario y activista Luca Marola con la idea de dar salidas comercial a las flores, en aquel entonces subproductos de la producción del cáñamo, y demonstrar a las instituciones que, al abrirse el mercado del cannabis, sería todo un éxito económico. Y así fue: miles de pedidos en las primeras horas y millones de euros facturados en pocos meses. Después de Easy Joint, en estos dos años, han surgido centenares de empresas, las hectáreas cultivadas se han multiplicado exponencialmente, pasando de las 400 en 2013 a las 4.000 en 2018, inversores internacionales han aterrizado en la península buscando empresas para las que apostar, dando vida a un sector que todavía no para de crecer y que cuenta ya con 3000 nuevas tiendas.

Un mercado en plena expansión en el que exponentes de partidos de centroizquierda llevan tiempo intentando intervenir para procurar controlar la caótica situación legal, impulsados por el mismo Tribunal Supremo que exige a la política italiana de actuar para regular el sector.

El pasado 11 de diciembre, algunos parlamentarios de partidos de centro izquierda (PD, M5S y LEU), consiguieron aprobar una enmienda a la Ley de Presupuestos que proponía regular definitivamente el sector, ayudando a los empresarios, inversores, trabajadores e, incluso al Tribunal Supremo, a poner claridad en un confuso ámbito que ya se ha convertido en un importante sector económico y laboral.

Según esta propuesta, a partir del 1 de enero de 2020, la biomasa de cáñamo (Cannabis sativa L.), compuesta por la totalidad de la planta de cáñamo o por partes de la misma, estaría sujeta a un impuesto que aplicaría al precio de venta 12,00 EUR por mil kilogramos, por cada punto porcentual (% p/p) de Cannabidiol (CDB). Este impuesto, que no se aplicaría a las semillas, a la fibra y a la agramiza del cáñamo, hubiera sido obligatorio para todos los productos comercializados en el mercado italiano, tanto para los nacionales como para aquellos importados de otros países de la UE, siendo aplicables las sanciones vigentes por contrabando, en caso de impago.

La enmienda permitiría el uso del cáñamo en forma fresca, seca y triturada y el cáñamo granulado para fines industriales, y comerciales, siempre y cuando los productos no excediesen el 0,5% de THC (Delta-9-Tetrahidrocannabinol). De esta forma, se modificaría el texto único para la ley de estupefacientes, estableciendo que, por debajo del 0,5% de THC, el cáñamo no puede considerarse una sustancia estupefaciente y permitiendo así, la comercialización de las inflorescencias.

La noticia de la aprobación de esta enmienda en la Cámara causó algunos días de revuelo y alegría en el sector del cáñamo en Italia y ¡ha dado en pocas horas la vuelta al mundo!

Pero cuál amarga sorpresa ha sido para todos que, una vez llegada al Senado, el pasado 18 de diciembre, la enmienda fuera declarada incompatible por la Presidenta sin ni siquiera pasar a debate.

Maria Elisabetta Alberti Casellati definió como inadmisible varias de las enmiendas presentadas en el mismo día y, entre ellas, la del cannabis.

La motivación de la que se ha valido se sustenta en el artículo 128 del reglamento del Senado, según el cual “son inadmisibles las enmiendas, tanto parlamentarias como gubernamentales, al proyecto de ley de presupuestos que entren en conflicto con las normas de cobertura o que estén fuera del ámbito de aplicación de la ley de presupuestos sobre la base de la legislación en vigor, o que tengan por objeto modificar las normas vigentes sobre la contabilidad general del Estado”.

Desde los partidos de centro izquierda tienen claro que la decisión de la Presidenta nada o poco tiene que ver con los supuestos “motivos técnicos” con los que ha argumentado el bloqueo a la enmienda, si no con razones relacionadas con sus ideas políticas.

«Esta enmienda – declara el autor Matteo Mantero – no trata de drogas, sino de agricultores y de pequeñas empresas que dan trabajo a 12.000 personas”.

Mientras desde la derecha más rancia y conservadora están encantados con la noticia y afirman que el Estado está a salvo de convertirse en narcotraficante, más de 250 asociaciones de empresarios y de pacientes, activistas y trabajadores siguen sosteniendo, más unidos que nunca, el “Manifiesto Colectivo para el cannabis libre”.

Por otro lado, el pasado 19 de diciembre la Corte di Cassazione (órgano jurisdiccional de última instancia equivalente a nuestro Tribunal Supremo) ha emitido una sentencia, hecha pública el 26, con respeto al autocultivo.

“No serían constitutivas de delito aquellas actividades de cultivo que, considerando a la reducida escala que se desarrollan, el entorno doméstico en el que se realizan, lo rudimentario de las herramientas utilizadas, y el reducido número de plantas y de producto obtenido, se entiendan destinadas exclusivamente al uso personal del cultivador”.

Se trata de un cambio de dirección en la jurisprudencia de suma importancia, ya que la sentencia no considera de relevancia penal el cultivo para uso personal, independientemente del contenido de THC de las variedades cosechadas.

Si bien la situación legal actual del autocultivo en Italia no cambia, se sienta un antecedente fundamental, aunque su interpretación seguirá dependiendo de la buena fe de fuerzas policiales y jueces.

¡Esperamos que el 2020 sea finalmente el año de la regulación para nuestros vecinos!