¿Puede el cannabis ayudar con el Parkinson? Lo que dice la ciencia

La enfermedad de Parkinson es el segundo trastorno neurodegenerativo más común y puede causar síntomas como deterioro cognitivo, temblores, rigidez muscular o problemas de coordinación. En Internet existe un gran respaldo al uso del cannabis para tratar estos síntomas, apoyado por una gran cantidad de experiencias anecdóticas particulares. Sin embargo, la ciencia cuenta una historia diferente.

La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que se caracteriza por una pérdida de neuronas en una región del cerebro encargada de la producción de dopamina, un neurotransmisor que controla muchas funciones corporales, como la memoria, el movimiento, la motivación, el estado de ánimo o la atención. Actualmente, no existe una cura efectiva, pero hay varios tratamientos farmacológicos que pueden ayudar a aliviar sus síntomas, sobre todo los motores.

El cannabis contiene varios compuestos químicos, incluyendo el thc y el CBD, que se han estudiado por sus potenciales efectos terapéuticos. El THC podría ayudar a tratar aspectos como el dolor, la rigidez muscular y los temblores del Parkinson. Sin embargo, también puede causar efectos secundarios no deseados, como somnolencia, mareo y problemas de coordinación.

Por otro lado, el CBD se ha estudiado por sus propiedades antiinflamatorias y neuroprotectoras. Esto es importante porque la inflamación puede ser responsable de causar daño a las neuronas cerebrales que producen dopamina. Si la marihuana podía retardar parte del daño neuronal en el cerebro, también podría retardar la progresión del Parkinson.

Las evidencias científicas son limitadas

Sin embargo, la evidencia hasta la fecha de que los cannabinoides podrían utilizarse para tratar de manera efectiva el Parkinson es extremadamente baja. Esto no quiere decir que el cannabis no tenga beneficios para los pacientes con Parkinson, sino que esta afirmación puede estar relacionada con los estándares de la investigación realizada.

Por ejemplo, la mayoría de los estudios se han llevado a cabo a través de encuestas de autovaloración, estudios observacionales y pequeños ensayos aleatorios y controlados con placebo a corto plazo. Este tipo de ensayos están predispuestos a sesgos y son limitados debido a su duración, número muy pequeño de participantes o a la falta de datos sobre la consistencia y la calidad de los productos de cannabis utilizados.

Además, la marihuana puede interactuar con otros medicamentos utilizados para tratar la enfermedad de Parkinson, lo que puede aumentar el riesgo de efectos secundarios o reducir la eficacia del tratamiento.

Conclusión

Si bien algunos resultados de estos estudios han sido positivos, es probable que los efectos de la marihuana medicinal todavía no se entiendan por completo. El uso de cannabis para tratar la enfermedad de Parkinson es un área de investigación relativamente nueva, y, como tal, se necesita una evidencia científica más sólida y, sobre todo, realizar ensayos clínicos en humanos para confirmar su eficacia a largo plazo. Solo así se puede determinar exactamente cuáles pueden ser los beneficios y si los riesgos adversos compensan o no los aspectos positivos.