Los 10 mejores consejos para cultivar cannabis en climas fríos

A la mayoría de cultivadores les asustan los climas fríos, ya que a las plantas de cannabis no les gustan las bajas temperaturas. Pero eso no quiere decir que no sea posible conseguir buenas cosechas. Con una buena planificación y las semillas de cannabis adecuadas, cultivar marihuana en climas fríos no solo es posible, sino que incluso puede ofrecer algunos beneficios sorprendentes.

Si no tienes la suerte de vivir en zonas que sean naturalmente propicias para un cultivo de cannabis al aire libre, no te desanimes: luchar contra los elementos es perfectamente posible si se hace correctamente. Cultivar marihuana en climas fríos tampoco te obliga a sacrificar la calidad; de hecho, existen varias variedades creadas específicamente para crecer en condiciones adversas que producen cosechas excelentes a pesar de las bajas temperaturas. 

Si vives en un lugar donde experimentas lo mejor y lo peor de las cuatro estaciones, lo único que te impedirá cultivar marihuana es tu voluntad de ser un poco creativo. Y para ayudarte, aquí tienes nuestros 10 mejores consejos para lograrlo.

1. Selecciona variedades resistentes al frío

Busca genéticas que hayan evolucionado en regiones frías, como las variedades con genética ruderalis, que son originarias de Siberia y otras zonas de clima extremo. Las variedades autoflorecientes son especialmente útiles porque además no dependen del fotoperiodo para florecer, planificando cosechas rápidas, incluso en veranos cortos, evitando los riesgos del otoño frío. Las variedades «Fast», como nuestras Candy Cream Go Fast o Pure Skunk Go Fast, también son una solución innovadora para lidiar con las bajas temperaturas, ya que florecen 1 o 2 semanas antes que sus contrapartes convencionales. Además, existen variedades feminizadas de excelente resistencia al frío con floraciones rápidas que reducen el riesgo de daños por heladas: elige siempre un linaje índica que incluya cepas con estructura compacta y robusta, ya que es una de sus principales ventajas en climas fríos. 

2. Aprende a reconocer las señales de advertencia de tu planta

Es fundamental conocer los signos que indican que una planta tiene dificultades para soportar el frío, que pueden incluir bordes de las hojas que comienzan a curvarse, hojas que se vuelven amarillas antes de lo habitual, un crecimiento que puede desacelerarse (incluso detenerse por completo), hojas inferiores que se caen sin causa aparente o pecíolos (tallos que conectan las hojas al tallo) que se vuelven rojizos o morados. Saber que tu planta está en problemas es una señal de advertencia para intentar corregir la situación o evitarla en el futuro.

3. Siembra en el momento adecuado

El momento de la siembra es fundamental en climas fríos, ya que si comienzas demasiado pronto, corres el riesgo de que las heladas tardías dañen tus plántulas. Por eso, es recomendable germinar las semillas en interior, donde puedas controlar la temperatura y la luz, antes de trasplantarlas al exterior cuando el clima sea más favorable. Un buen indicador es esperar hasta que las temperaturas nocturnas no bajen de 10 °C; pero si las condiciones climáticas son impredecibles, considera escalonar tus cultivos plantando algunas semillas antes y otras más tarde, para minimizar riesgos y asegurarte de que al menos una parte de tu cultivo prospere.

4. Usa macetas que se puedan mover

Las macetas móviles permiten trasladar las plantas a lugares más protegidos cuando las temperaturas bajan drásticamente o hay riesgo de heladas, sobre todo en las primeras etapas de crecimiento, cuando las plantas son más vulnerables. Durante los días soleados, puedes mover las macetas a lugares donde reciban el máximo de luz solar, y durante la noche, trasladarlas a espacios más cálidos, como un invernadero o un garaje con ventilación adecuada. Opta por macetas de tela, como las ‘smart pots’, que ofrecen un excelente drenaje y evitan que las raíces se saturen de agua. Además, permiten una mejor oxigenación de las raíces, lo que puede ayudar a compensar el crecimiento ralentizado por el frío.

5. Crea un microclima favorable

Una de las formas más simples y económicas de hacerlo es mediante el uso de túneles de plástico o mini invernaderos, que no solo atrapan el calor durante el día, sino que también protegen a las plantas de lluvias intensas, heladas ligeras y vientos fríos. Para mejorar la eficiencia de estas estructuras, considera agregar botellas de agua pintadas de negro dentro, ya que durante el día, estas botellas absorberán el calor del sol y lo liberarán lentamente durante la noche. Otra técnica es plantar tus cultivos cerca de paredes o estructuras que reflejen la luz solar y protejan del viento.

6. Mejora el drenaje del suelo

En climas fríos, los suelos suelen retener más humedad debido a la falta de evaporación, lo que puede provocar pudrición de raíces o asfixia radicular. Por eso es esencial preparar un sustrato con buen drenaje, una mezcla que incluya perlita, vermiculita o fibra de coco, que mejoran la aireación y facilitan la evacuación del agua. Si cultivas en el suelo, considera construir lechos elevados para evitar el encharcamiento y también porque se calientan más rápido que el suelo convencional, beneficiando a las raíces. Y riega solo cuando el sustrato esté seco al tacto, evitando hacerlo durante las horas más frías del día para no enfriar las raíces.

7. Controla la humedad para prevenir el moho

La humedad alta es un enemigo constante en climas fríos, ya que fomenta la aparición de enfermedades como el moho gris (Botrytis) y el oídio, por lo que es crucial garantizar una buena circulación de aire alrededor de las plantas. Puedes lograrlo con podas regulares y el uso de técnicas de entrenamiento como el Low Stress Training (LST), que abre la estructura de la planta y permite que el aire fluya mejor. Otra estrategia es utilizar fungicidas orgánicos preventivos, como soluciones de bicarbonato de sodio o aceite de neem, aplicados en dosis moderadas. La elección de la variedad también juega un papel clave: busca plantas con cogollos más aireados, ya que estas son menos propensas a acumular humedad.

8. Asegura un aporte equilibrado de nutrientes

El frío puede afectar la capacidad de las raíces para absorber nutrientes, lo que puede provocar deficiencias, así que utiliza fertilizantes líquidos que sean fácilmente asimilables, especialmente aquellos ricos en fósforo y potasio, que fortalecen las raíces y mejoran la resistencia al estrés ambiental. El uso de estimuladores de raíces es especialmente beneficioso durante las primeras etapas del cultivo, no solo para fomentar un sistema radicular más fuerte, sino que también para ayudar a la planta a absorber nutrientes en condiciones adversas. Además, considera aplicar un té de compost rico en microorganismos beneficiosos para mejorar la salud del suelo y la capacidad de la planta para defenderse de enfermedades.

9. Controla la temperatura del sustrato

Mantener el sustrato a una temperatura adecuada es esencial para que las raíces sigan funcionando de manera eficiente. Una solución práctica es usar mantas térmicas o esteras calefactoras debajo de las macetas o lechos de cultivo. También puedes colocar las macetas sobre superficies aislantes, como bloques de madera o espuma, para reducir la pérdida de calor desde el suelo frío. Otra técnica efectiva es cubrir la superficie del sustrato con mantillo orgánico, como paja, hojas secas o corteza de árbol, lo que actúa como un aislante natural, manteniendo el calor acumulado durante el día y evitando que el suelo se enfríe demasiado rápido por la noche.

10. Prolonga la luz durante el día

En climas fríos, los días suelen ser más cortos, especialmente durante el otoño, lo que puede limitar el desarrollo de las plantas en la etapa de floración. Una solución efectiva es complementar la luz natural con luces LED, que consumen poca energía, generan poco calor y ofrecen espectros específicos que promueven el crecimiento. Esto es especialmente útil en climas donde la intensidad de la luz natural puede ser limitada. Incluso si cultivas al aire libre, mover las plantas hacia zonas más soleadas durante el día puede hacer una gran diferencia.

Como puedes observar, cultivar cannabis en climas fríos requiere planificación y adaptabilidad, pero no es una tarea imposible. Con la combinación adecuada de genética, técnicas de cultivo y control ambiental, puedes superar los desafíos y obtener cosechas de excelente calidad. Y recuerda que cada clima tiene sus particularidades, así que no temas experimentar y ajustar tus métodos según las condiciones de tu entorno.